Mira. Hoy te traigo algo muy poderoso.
Seguro que hay cosas que no acabas de lograr.
En realidad no sabes el motivo. Sólo eres consciente de que hay algo que si lo hicieses te haría avanzar y que no logras plasmar. Igual ni has probado o intentado hacerlo.
¿Qué te lo impide? ¿Puedes identificar el problema?
¿Acaso siempre hay una tarea más sencilla o más agradable a realizar que la que tienes que hacer? ¿No encuentras el momento en el que sentarte a leer?

Solución.
¿Cuál es el cambio más pequeño que realizar para cambiar esta situación?
Tienes que dar un primer paso. Hacerlo de forma firme y fácil, ejecutando el cambio más pequeño posible.
Empieza el día identificando la tarea más exigente que haya en tu lista de asuntos pendientes, y redacta un pequeño texto definiendo que tienes que hacer concretamente. Divídelo en pasos o acciones más sencillas.
“Dedicaré los 5 minutos después de comer a leer”
Durante la semana siguiente lleva a cabo sólo la acción que has definido para aplicar el microcambio.
Definir las acciones que componen esa tarea tan tediosa sólo quiere decir eso. Realizar este ejercicio cada mañana y ver qué pasa. Quizás te invita a empezar, te facilita su resolución o simplemente te darás cuenta de algo que te aporte más información de porqué demoras tu trabajo.
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