Sueño, pasión, éxito, fracaso, dolor, creencias, autosabotaje, engañarse a uno mismo, querer controlarlo todo…..
Todo eso está muy bien. Pero no sirve para nada. Es una mierda.

Si no hablamos de cosas puntuales, palpables, concretas, que podamos tocar y sobre las que podamos incidir e influir para ir a por ellas no avanzaremos porque no podremos tomar acción.
Como dice Isra, hablar en esos términos es estar en el limbo (sino en babia).
No tomamos acción porque estamos en el limbo. Todo el día estamos blablabla… Debemos bajar a la tierra. ¿Cómo? Preguntándonos cuándo pasa, cómo sucede, por qué sucede, en qué momentos pasa, cuándo fracasas, cuándo tienes éxito, cuándo te duele…
Existe el plano de lo que piensas o crees y el plano de la acción. En medio está el limbo, y en el limbo están los ladrones de tiempo, nuestras excusas y todo lo que no nos deja bajar al suelo. Bajar a la acción.
El limbo es una intención y no un hecho, buscar la perfección es limbo.
Sólo hay que hacer. Ponte a hacer. La determinación de hacer algo o no hacerlo es duda, no es determinación. La determinación es hacerlo.
Cabe añadir que…
Esperar es una enfermedad. Creas una expectativa en un sesgo idealizado que nunca o casi nunca llega a ocurrir. Debes escarbar, destapar algo incómodo al principio, comprometerte, aparecer y abrazar la incomodidad de la imperfección.
No esperes que la vida te de. Tómalo tú. No miedo a hacerlo mal, a no saber, a exponerte.
Imagen: Adobe Stock.
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