Nuestros sentidos físicos, nuestras emociones, nuestros pensamientos o el contenido de esos pensamientos.
Se trata de ser conscientes de todo ello. Todo es consciencia, y siempre hay tiempo para ser conscientes.
Si estoy bebiendo un vaso de agua y la mente se dispersa, basta con volver al proceso de beber agua.
Consiste en estar presente en todo lo que hacemos (viviendo la vida literalmente de un modo completo). Eso nos llevará a una sensación de gran calma, y con la calma vendrá esa claridad que te llevará a ver cómo y por qué piensas y sientes del modo en que lo haces.
Identificarás así los patrones y tendencias de la mente, llevándote ello a la posibilidad de elegir cómo vivir tu vida, en vez de ser barrido por pensamientos y emociones destructivas o improductivas, pudiendo responder del modo en el que realmente quieras.
Lo mejor de la atención plena es que no hace falta buscar un hueco para ello durante el día. Sólo hay que entrenar la mente para estar presente en cada acción, en lugar de permanecer perdido en los pensamientos.
El objetivo de entrenar la mente es llegar a ser más conscientes.
Imagen: wuny
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