Una forma de distinguir nuestro Círculo de Influencia de nuestro Círculo de Preocupación consiste en diferenciar claramente los «tener» de los «ser».
El Círculo de Preocupación está lleno de «tener»: «Estaré contento cuando tenga casa propia»; «Si tuviera un jefe que no fuera tan dictador…»; «Si tuviera una esposa más paciente…»; «Si tuviera un hijo más obediente…»; «Si ya tuviera mi título…»; «Si tuviera más tiempo para mí…»
Sin embargo, el Círculo de Influencia está lleno de «ser»: puedo ser más paciente, puedo ser sensato, puedo ser cariñoso… El foco está en el carácter.
Siempre que pensemos que el problema está «ahí fuera», ese pensamiento será el problema, dado que estaremos otorgando a algo ajeno a nosotros el poder de controlarnos. El paradigma del cambio en ese caso es de fuera hacia dentro. Lo que está fuera tiene que cambiar antes de que cambiemos nosotros.
El enfoque proactivo propone algo diferente, consistente en que con la finalidad de provocar un cambio positivo en lo que está fuera pueda ser más ingenioso, más diligente, más creativo, más cooperativo…
Ser proactivo significa trabajar sobre el ser. Sobre el círculo interior. En el ser y no en el tener.
Como dice Stephen Covey, esta idea puede constituir para muchos un cambio drástico de paradigma, dado que es mucho más fácil culpar a los otros, al condicionamiento o a las condiciones por nuestra propia situación de estancamiento. Pero somos responsables —tenemos «habilidad de respuesta»— de controlar nuestra vida e influir poderosamente en nuestras circunstancias trabajando sobre el ser. Sobre lo que somos.
Continúa diciendo Covey, que «si tengo un problema en mi matrimonio, ¿qué es lo que gano mencionando continuamente los pecados de mi esposa? Al decir que no soy responsable, hago de mí una víctima impotente. Me inmovilizo en una situación negativa y reduzco mi capacidad para influir en ella. Una actitud de regañar, acusar y criticar simplemente hará ella se sienta ratificada en sus propias flaquezas, mientras se irá desvanciendo y desapareciendo mi capacidad para influir positivamente en la situación.
Si realmente quiero mejorar la situación debo trabajar sobre lo único que tengo control: yo mismo. Dejar de pretender cambiar a mi esposa y trabajar sobre mis propios defectos. Centrarme en ser un gran esposo, una fuente de amor y apoyo incondicionales, para que con suerte ella sienta el poder del ejemplo proactivo y responda con la misma moneda. Lo haga o no, el modo más positivo en que yo puedo influir en mi situación consiste en trabajar sobre mí mismo, sobre mi ser».
Hay muchos otros modos de trabajar en el Círculo de Influencia: ser un mejor oyente, un esposo más afectuoso, un mejor estudiante, un empleado más cooperativo y abnegado… A veces lo más proactivo a nuestro alcance es ser feliz o sonreír auténticamente. La felicidad, como la desdicha, es una elección proactiva. Cosas como el clima nunca estarán dentro de nuestro Círculo de Influencia. Pero una persona proactiva puede llevar dentro de sí su propio clima psíquico o social. Podemos ser felices y aceptar lo que está más allá de nuestro control, mientras centramos nuestros esfuerzos en las cosas que podemos controlar.
Photo Credit: Fotolia.
Artículos relacionados:
1. Preocuparse o Influir.
2. Sé Proactivo y Olvídate De Las Excusas.
3. El Mundo Contra Mi.
4. El Control De Los Problemas (Control Directo, Indirecto e Inexistente).
5. Una Vez Más, Nuestro Lenguaje.