by Oscar Cano

Deja De Esperar Que Los Demás No Sean Injustos Contigo.

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Podemos sentirnos perjudicados y molestos, pero nada más. Es decir, tenemos la capacidad de identificar un dolor psicológico (o un sentimiento negativo) como saludable o malsano.

Si nos sucede algo desagradable haremos bien en sentirnos preocupados, saludablemente tristes, decepcionados, arrepentidos, pesarosos, frustrados o molestos. Pero no haremos bien en sentirnos excesivamente preocupados. Es decir, malsanamente muertos de miedo, hundidos, horrorizados, deprimidos o enfurecidos.

Las terapias psicoanalíticas, que ponen el énfasis en la «enorme» influencia del pasado, suelen creer erróneamente que los niños tienen que exigir y lloriquear ostensiblemente en sus primeros años, y que, consecuentemente, se sentirán enormemente heridos y se odiarán a sí mismos cuando se vean rechazados o ignorados por sus padres.

Pero los niños no tienen que nada. Aunque a menudo optan por sentirse heridos no es a causa de las injusticias de sus padres, sino por su insistencia poco realista en que esos padres no deben comportarse de forma injusta, existiendo muchas evidencias de que algunos niños fácilmente perturbables parecen coleccionistas de injusticias redomados durante sus primeros años, mientras que otros no.

Aun cuando los niños pequeños prefieran disgustarse vehementemente por sí solos y sentirse tremendamente heridos y furiosos cuando se les priva de algo o se les frustra, deberán hacer otra elección importante a medida que crezcan: seguir comportándose de forma infantil a este respecto o no. A medida que crecen, no sólo aprenden que hay palabras y gestos que resultan dolorosos (que traen cosas negativas), sino que también aprenden que no necesitan sentirse heridos (menospreciarse a si mismos).

Los adultos pueden optar en gran medida por creer en ideas perjudiciales o no perjudiciales.

A despecho de nuestra historia pasada, o de cómo influyeron nuestros padres o profesores en nuestros trastornos, los seguimos padeciendo debido a que creemos todavía en algunos de los pensamientos irracionales y poco realistas en los que creíamos entonces. En consecuencia, para superar nuestro trastorno, sólo tendremos que observar nuestras creencias saboteadoras y trabajar enérgicamente en su desactivación

En resumen, los trastornos emocionales tienen normalmente su origen en nuestras creencias irracionales. Podemos descubrir las ideas básicas no realistas con las que nos trastornamos a nosotros mismos, ver con claridad lo engañosas que son esas ideas y, sobre la base de una información más adecuada y de un pensamiento más claro, cambiar las creencias que subyacen a nuestros trastornos. 

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Fuente del post:  Una nueva guía para una vida racional Albert Ellis.

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Soy Oscar Cano, abogado dedicado al Derecho de Familia, y Blogger jurídico con más de 1.500 artículos publicados, y escribiendo un post a diario desde enero de 2014.

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