Nuestros sentimientos de pérdida o pesar son reacciones saludables ante un contratiempo. Los de pánico o depresión no.
Cuando nos pasa algo desagradable y nos sentimos apesadumbrados o tristes, es como consecuencia de lo que nos decimos en medio (nuestro sistema de creencias).
Y dado que nosotros elegimos nuestras creencias, y tenemos la capacidad para considerar las pérdidas como algo desafortunado o desagradable en vez de como espantoso y terrible, podemos controlar también en gran medida nuestros sentimientos, siempre que veamos con claridad y exactitud lo que estamos haciendo para crearlos y utilicemos la cabeza para cambiarlos.

«¡Qué infortunio haber perdido a esta persona o cosa!», se trataría de una creencia racional. Por ejemplo si perdemos pareja o empleo.
Pero cuando por lo mismo entramos en pánico o depresión es consecuencia, en gran medida, de una creencia irracional: «Es terrible u horrible haber perdido a esta persona o cosa».
Considerar algo terrible es una exageración muy poco realista. Terribilizar lleva a que nuestros sentimientos de pesar sean aún peores de lo que hubieran sido normalmente, y nos incapacita para enfrentarnos a ellos.
Cada vez que consideramos terrible cualquier pérdida o frustración, en realidad queremos decir que eso no debería o no tendría que existir. No lo vemos como algo meramente indeseable sino que, además, pensamos que no lo merecemos y que el universo se está portando mal con nosotros.
Estos tipos de deberías y tendrías resultan ilógicos, poco realistas y saboteadores.
«Mi pareja no debe abandonarme y, por tanto, es terrible que lo haya hecho», significa que, en realidad «mi pareja tiene que amarme, porque yo quiero tener su amor». Esto no tiene ningún sentido, dado que no podemos controlar los sentimientos de los demás.
Cualquier creencia firme en un debería absoluto hará que me sienta ansioso, dado que es casi seguro que lo que decimos que debe existir, en realidad (y especialmente bajo ciertas circunstancias), no vaya a existir, con la consecuente desazón por nuestra parte.
«La gente debería amarme siempre sinceramente», plantea las cosas de tal manera que no sólo nos sentiremos muy tristes y apesadumbrados si ello no es así (que, obviamente, no será así), sino que, además, abonaremos el terreno para quedar totalmente abatidos y desesperados si dejan de querernos, dado que la afirmación implica que «Si dejan de amarme, me voy a convertir en un desecho total y no voy a poder aceptarme a mí mismo o llevar una existencia agradable».
Si realmente nos creemos todo esto, no sólo pondremos en juego parte de nuestra felicidad si la gente deja de querernos, sino que estaremos poniendo en juego toda nuestra felicidad. No sólo fracasaremos en nuestra relación con ellos, sino que también estaremos arriesgando nuestro presente y futuro.
Insistir en perdernos a nosotros mismos si los perdemos a ellos, no hará más que hacernos sentir ansiosos (más que sanamente preocupados) por tener una buena relación con ellos.
Si realmente creemos que la gente debería amarnos siempre sinceramente, no sólo prepararemos el escenario para morder el polvo en el caso de que eso no sea así, sino que aún existiendo un momento en el que eso pase («¡Oh! La gente de verdad me quiere en este momento. ¡Qué maravilla! ¡Eso me convierte en una gran persona!»), inevitablemente nos atormentará la idea de que en cualquier momento eso deje de ser así (¡Qué horror! ¡Qué despreciable me sentiría!»).
Así pues, aun en el caso de lograr lo que debemos lograr, nunca dejaremos de sentir pánico ante la posibilidad de perderlo en un futuro, dado que, en este mundo cambiante, siempre existe esa posibilidad.
La gente que hoy nos adora, por ejemplo, puede morir o mudarse a otra parte distante del mundo. Puede sufrir un grave problema físico o emocional, o puede dejar de querernos de forma natural o cambiar sus sentimientos por diversos motivos.
¿Cómo, entonces, podremos vivir sin ansiedad, habiendo «deberías» relacionados con el amor que sienten por nosotros?
Fuente del post: Una nueva guía para una vida racional Albert Ellis.
Imagen: Adobe Stock.
Artículos relacionados:
· El Rechazo Sufrido En El Pasado y Los Trastornos Actuales.
· Nada Es Terrible.
· Deja De Esperar Que Los Demás No Sean Injustos Contigo.
· Nada Es Terrible.
· La Importancia De Nuestras Creencias.