Las creencias y las emociones con las que las personas nos menospreciamos a nosotras mismas surgen normalmente de generalizaciones excesivas que no se pueden sostener científicamente.
Contienen filosofías mágicas y demonizadoras, no demostrables por definición e irrefutables.
Si, por ejemplo, te dices a ti mismo: «He fracasado en este asunto —por ejemplo, conseguir el amor de otra persona o tener éxito en un empleo— y me resulta desagradable», estarás estableciendo una afirmación que se puede respaldar o refutar, dado que tanto tú como los demás podréis observar si has fracasado en realidad y qué perjuicios (respecto a tus metas personales) acaecerán probablemente por tu fracaso. En el momento en que deseas tener éxito, fracasar es «malo» «ineficaz». Eso es O.k.
Pero si te dices a ti mismo: «Es terrible haber fracasado en este asunto, y eso me convierte en un inútil», es una afirmación que no se puede validar o refutar, dado que terrible es un término esencialmente indefinible. No significa realmente muy perjudicial. Significa ciento por ciento perjudicial, desgraciado, detestable o inconveniente.
Además, el hecho de considerar terrible tu fracaso te llevará a no poder soportar el mismo. Considerar que no deberías fracasar, convierte al fracaso en algo insoportable.
Pero el fracaso sí que puede soportar. El universo no insiste en que no debamos o tengamos que fracasar.

La conclusión de que fracasar te convierte en un inútil significa que:
1) desgraciadamente, has fracasado;
2) dado que eres intrínseca y esencialmente inútil, estarás condenado a fracasar. Siempre y únicamente a fracasar; y
3) mereces esa condena (algo así como un castigo eterno) por fracasar.
Aunque podamos respaldar el primero de estos tres puntos, por cuanto prefieres tener éxito, el segundo y el tercero parecen no demostrables, excepto por definición arbitraria.
Las emociones insanas y autodestructivas —como la ira, la depresión, la culpabilidad o la ansiedad— son principalmente consecuencia de ideas absurdas y parciales (conscientes o inconscientes), y llevan casi inevitablemente a un comportamiento ineficaz y saboteador (al que llamamos neurosis).
Por tanto, aún cuando podamos confirmar que hemos fracasado en algo, no podemos confirmar esa etiqueta que todo lo incluye de ser un fracaso.
Quizás te puedas calificar a ti mismo de fracasado. Pero esa etiqueta constituye una generalización excesiva que lo único que hace es frustrar tus propios objetivos.
Fuente del post: Una nueva guía para una vida racional Albert Ellis.
Imagen: Counselling.
Artículos relacionados:
· ¿Éxito o Fracaso?
· La Interpretación De Los Fracasos Es Determinante.
· Bájalo Al Suelo.
· Tu Mejor Versión A Través De Buscar La Incomodidad.
· Cómo Vivir Sin Miedo.
· Valores De Los Que Alejarse.