by Oscar Cano

No Te Define Ni El Éxito Ni El Talento.

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Si como ya te expliqué aquí, las necesidades extremas de amor y aceptación son fuentes de desdicha en nuestra vida, que decir de esa CREENCIA IRRACIONAL consistente en la idea de que debemos ser completamente competentes, adecuados y resolutivos, o según una variación más sensata pero igualmente absurda: la idea de que debemos ser competentes o tener talento en, al menos, algún área importante.

Esas ideas nos llevan al temor extremo al fracaso y a la incompetencia acerca de cualquier tarea o meta, conduciéndonos a buscar la forma de no intentar lo que queremos porque vemos el fracaso como el peor de los crímenes. 

La idea de que las personas tienen que valorarse de forma proporcional a sus logros, y de que si carecen de competencia o adecuación deberían esconderse del mundo y dejarse morir, responde a un conjunto de irracionalidades que conducen a obviar que:

· Nadie puede mostrarse competente y dominar muchos campos de la vida, y casi nadie puede mostrar una realización perfecta.

Ni siquiera Lionel Messi se libra de tener puntos débiles.

· El logro no está relacionado con nuestro valor intrínseco, salvo por definición arbitraria. 

Uno puede sentirse momentáneamente “más valioso” por haber tenido éxito en algo, pero en realidad no cambia ni un ápice su valor intrínseco por ello, como tampoco mengua su valor humano con sus fracasos. 

· Técnicamente, no “somos” nada en particular. 

Cada vez que utilizamos alguna forma del verbo «ser», estamos  hablando de forma incorrecta. Uno no «es» carnicero, panadero o abogado. Sólo «es», si es que «es» algo, una persona que ejerce alguna de estas ocupaciones, pero que también ejerce otras muchas cosas.

· Aunque los éxitos nos puedan proporcionar considerables ventajas, la devoción fanática al triunfo continuo es arriesgada e incómoda. 

Los que se vuelcan en los logros acaban yendo más allá de los límites de su resistencia física, invitan al desarrollo de dolencias y rara vez se toman tiempo para relajarse y disfrutar de lo que hacen, ni tampoco para tener una existencia más llevadera. 

· El empeño frenético por los logros es normalmente el reflejo de una necesidad extrema de sobresalir por encima de los demás . Demostrar que somos mejor que ellos. 

Pero uno es uno mismo, y difícilmente ello será así si tenemos que hacer cosas que no nos gustan con el único fin de sobresalir por encima de los demás. 

¿Qué tienen que ver los demás con nosotros? Si tienen características inferiores, ¿nos hace eso mejores personas?

Si alguien nos supera en esta o en aquella faceta, ¿nos convierte eso en inútiles?  

· La lucha frenética por el éxito nos llevará a la ansiedad  ante la idea de fracasar.

Temeremos correr riesgos, y nos flagelaremos por cometer errores, eludiendo hacer otras muchas cosas que realmente nos gustaría intentar.

Fuente del post:  Una nueva guía para una vida racional Albert Ellis.

Imagen: Adobe Stock.

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Soy Oscar Cano, abogado dedicado al Derecho de Familia, y Blogger jurídico con más de 1.500 artículos publicados, y escribiendo un post a diario desde enero de 2014.

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