Para controlar nuestras vidas debemos controlar el modo en que nos comunicamos con nosotros mismos. Si queremos cambiar nuestras vidas, debemos cambiar nuestras acciones, y nuestras acciones tienen como origen decisiones. Debemos tener algún tipo de comunicación interna para lanzarnos a nosotros mismos a la acción. Además, si vamos a influenciar las acciones de otros, debemos concienciarnos del efecto que producenn todos los elementos de la comunicación externa.
Debido a que la comunicación es acción, también es poder. Aquellos que han controlado su uso efectivo pueden cambiar sus propias experiencias y experiencias del mundo. Cuando controlas tu comunicación, empiezas a controlar tu vida.
La calidad de tu comunicación externa determinará la calidad de tu éxito en el mundo externo. Determinará el modo en el que te relacionas con los demás – personal, emocional, social y económicamente, pero mucho más importante aún es que el nivel de éxito que experimentas internamente – la felicidad, el goce, el éxtasis, el amor o cualquiera otra cosa que desees – es el resultado directo del modo en que te comunicas contigo mismo. Tu comunicación interna, y no los acontecimientos que rodean tu vida, determinarán si eres feliz, si estás triste, agradecido, o si sentirás la pasión y el amor que tú y todo ser humano desea en esta vida.
El hecho de que experimentes o no las emociones que deseas en la vida es un resultado directo del modo en que te comunicas contigo mismo. Si una mujer se dice a sí misma continuamente que hay un trecho de cristal que limita lo lejos que puede llegar en este mundo y que le pide alcanzar sus metas, entonces nunca encontrará el coraje ni la fueza necesaria para hacer que ocurra lo que desea (al contrario que la señora Shirley Chisholm, primera mujer congresista de América).
Como dice Joseph McClendon III en el libro Desata tu poder ilimitado , «si nosotros como afroamericanos nos decimos continuamente a nosotros mismos que nuestro color nos predispone a sufrir tratamientos injustos, entonces tanto si es verdad como si no, perderemos el espíritu necesario para encontrar las soluciones que nos conducirán al futuro de gloria que nos hace señas desde la lejanía. Sólo veremos angustia y frustración y resentimiento en el mundo, y además no aprovecharemos la multitud de oportunidades que tenemos a nuestro alcance cada día».
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