by Oscar Cano

Tomar El Control.

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El ser humano da forma a su vida a través de dos tipos de comunicación:

· La comunicación interna, que es aquella que se basa en las cosas que nos decimos a nosotros mismos y en las imágenes que reflejamos en nuestras mentes; y

· La comunicación externa, entendida como aquella consistente en las palabras que decimos en voz alta, el modo en que usamos nuestras caras, la tonalidad de nuestra voz, expresiones faciales y posturas de nuestro cuerpo, además cualquier acción física que realizamos para expresarnos al mundo.

La comunicación interna es la generadora de muchos de nuestros sentimientos internos. Cada vez que tenemos un pensamiento o nos decimos algo a nosotros mismos, experimentamos comunicación interna. Leer este post en silencio es dirigir nuestra comunicación interna.

Es importante darnos cuenta de que cada comunicación que realizamos, ya sea consciente o inconsciente, interna o externa, es una acción, algo que se pone en marcha. Y todas las comunicaciones tienen algún tipo de efecto en nosotros mismos y en los demás. Además, todos los comportamientos y sentimientos encuentran sus orígenes en alguna clase de comunicación.

El modo en que nos sentimos no es el resultado de lo que ocurre en nuestras vidas, sino nuestra interpretación de lo que ocurre. La calidad de vida de la gente de éxito no viene determinada por lo que les pasa, sino por lo que hacen con lo que les pasa. Es nuestra interpretación de lo que está ocurriendo, nuestra comunicación interna, lo que verdaderamente afecta a nuestras vidas. Debemos ser capaces de controlar nuestras vidas, centrarnos en lo que podemos hacer. Siempre hay algo que podemos hacer, ya sea en el mundo externo o interno, de forma que convirtamos los desafíos de la vida en oportunidades.

La calidad de vida de la gente de éxito no viene determinada por lo que les pasa, sino por lo que hacen con lo que les pasa.

Tú eres el que decide cómo sentirte y actuar según el modo como percibas la vida. Nada tiene otro significado que el que nosotros le demos, pero la mayoría hemos permitido que el proceso de interpretetación sea automático. Si conscientemente no tomamos las riendas de nuestras interpretaciones, las fuerzas externas determinarán nuestra visión de la vida y del mundo. Podemos reclamar ese poder al instante y cambiar el modo en que experimentamos nuestras vidas en este mundo.

Hagamos lo que hagamos o dejemos de hacer no dejamos de obtener resultados, que pueden ser o no los que deseamos. Los «estados mentales de nuestro cerebro» no están fuera de nuestro control. No son resultado de lo que ocurre en el mundo exterior. Podemos controlar y realmente controlamos los estados de nuestra mente.

Si por ejemplo estás deprimido, eres tú el que has creado y producido el «estado» al que llamas depresión. Si estás entusiasmado o eufórico, lo mismo. Las emociones no son simplemente algo que te ocurre. No «cogemos» una depresión. Como cualquier otro resultado de nuestras vidas creamos esa emoción a través de acciones mentales y físicas específicas. Para estar deprimido tienes que tener una visión particular de la vida, decirte ciertas cosas a ti mismo en un tono de voz triste y determinado, adoptar una postura específica y respirar de un cierto modo. También ayuda para producir esa emoción que conoces como depresión bajar los hombros, mirar constantemente hacia el suelo, hablar con tono afligido y pensar en la peor de las situaciones posibles. Si además haces que tu bioquímica se sume a la confusión comiendo mal, bebiendo alcohol en exceso o consumiendo drogas, harás que tu cuerpo baje su nivel de azúcar en sangre y con ello tendrás garantizada una depresión.

En consecuencia, estar deprimido supone un esfuerzo. Es algo deliberado que requiere determinado tipo de acciones, y si se hace suficientemente a menudo se adquiere verdadera práctica en lograr ese tipo de emoción.

Lo anterior sirve para cualquier otra emoción, buena o mala. Algunas personas han llegado a ese estado tan a menudo que les es fácil caer en ella una y otra vez. De hecho, muchas veces han unido este patrón de comunicación interna a toda clase de acontecimientos externos. Hay quien al ver que consigue ciertos beneficios secundarios – atención por parte de los demás, simpatía, amor, etc. – adopta este estilo de comunicación como un estilo natural de vida, y otros han vivido con ello tanto tiempo que se sienten realmente cómodos así. Identificados con esa situación.

Anthony Robbins dice que si una palabra no está en tu vocabulario, no experimentas ese sentimiento. Él no utiliza nunca la palabra depresión. Asocia tanto dolor a esa palabra tras pasar por una que según él fue lo más cercano a estar muerto, que sin darse cuenta la desterró automáticamente de su vocabulario. No existiendo para él la palabra, no tiene forma de representarse o sentir la depresión, pudiendo sentirse frustrado, enojado, curioso, displicente o sobrecargado, pero nunca deprimido.

Fuente del Post: Desata tu poder ilimitado Anthony Robbins y Joseph McClendon III.

Photo Credit: Fotolia.

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Soy Oscar Cano, abogado dedicado al Derecho de Familia, y Blogger jurídico con más de 1.500 artículos publicados, y escribiendo un post a diario desde enero de 2014.

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