El mayor problema que tiene mucha gente es que sabe lo que quiere tener, pero no tiene ni la menor idea de lo que quiere ser.
Obtener «cosas» no realiza a nadie. Esa sensación de fuerza interior que todos nos merecemos sólo la conseguiremos viviendo y haciendo aquello que consideremos como «lo correcto». La única forma de alcanzar la felicidad a largo plazo consiste en vivir en consonancia con nuestros ideales más elevados. En actuar de acuerdo con aquello que creemos se halla relacionada nuestra vida.
Pero lo anterior es algo que no podremos lograr si no tenemos claro cuáles son nuestros valores. Tanto en nuestra vida personal como profesional y global debemos tener muy claro lo que es más importante para nosotros, y decidir que viviremos de acuerdo con esos valores, sin que importe lo que ocurra. Esa consistencia debe producirse al margen de que el ambiente nos recompense por vivir de acuerdo con nuestros criterios o no. Hemos de vivir en coherencia con nuestros principios aunque «llueva sobre nosotros», aunque nadie nos dé el apoyo que necesitamos.
Nuestros valores, sean los que sean, son la brújula que nos guía hacia nuestros destino último. Crean el camino de nuestra vida orientándonos y guiándonos para tomar ciertas decisiones y emprender ciertas acciones de forma contundente. El no utilizar nuestra brújula interna con inteligencia lleva a la frustración, la desilusión, la falta de realización y la angustiosa sensación de que la vida podría ser algo más si, de algún modo, algo fuera diferente.
Hay un poder increíble en el hecho de vivir de acuerdo con los propios valores. Un sentido de la certidumbre, una paz interior y una congruencia total que pocas personas llegan a experimentar. Actuar, comportarse y vivir en contra de lo que realmente nos importa, no es otra cosa que atentar contra nosotros mismos.
Fuente del Post: Controle su destino. Anthony Robbins.
Imagen: evondue.
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