Los niveles relativos de dolor que asociamos con ciertas emociones, afectarán sin duda a todas nuestras decisiones.
Conviene que nos preguntemos cuáles son algunas de las emociones más importantes que evitamos experimentar de forma insistente. Normalmente huímos del rechazo, de la frustración, de la soledad, de la depresión, del fracaso, de la humillación, de la culpabilidad, de la pena, de la lástima, del miedo a defraudar las expectativas de otros, …
Todas estas emociones son estados de ánimo que nos gustaría evitar experimentar porque son dolorosas, aunque no cabe duda de que algunas nos resultarán más dolorosas que otras, teniendo establecido cada uno de nosotros una jerarquía de valores de los que intentamos alejarnos.
Es seguro que habrá uno de los valores anteriores que nos induciría a hacer lo que fuera con tal de evitarlo, determinando la respuesta a esta pregunta nuestro comportamiento en casi todos los ambientes.
Si hacemos una lista situando por orden de importancia los estados emocionales a evitar a toda costa, dejando para el final los que menos nos importe sentir, veremos claramente que si, por ejemplo, situamos en primer lugar la humillación como la emoción por la que estaríamos dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de evitarla, evitaremos continuamente vernos involucrados en aquellas situaciones en las que podamos ser juzgados con dureza, mientras que si lo que más nos interesa evitar es el sentimiento de soledad, puede que nos convirtamos en una persona que se dé a los demás regularmente para que ellos deseen estar con nosotros, de forma que nos veamos rodeados por muchos amigos agradecidos.
La fuente del autosabotaje: conflictos de valores.
Nuestra jerarquía de valores creará una determinada dinámica.
Si el «éxito» es nuestro valor principal hacia el que movernos, y el «rechazo» el valor principal del que alejarnos, nos plantaremos ante un desafío complejo, dado que una persona que trate de alcanzar el placer del éxito sin experimentar nunca el dolor del rechazo jamás alcanzará el éxito a largo plazo.
Esa persona se saboteará a sí misma antes de que pueda alcanzar el éxito a gran escala. Para Anthony Robbins, el principio organizador básico es que la gente hará más por evitar el dolor que por obtener el placer.
Para alcanzar un verdadero éxito al más alto nivel en la vida, deberemos estar dispuestos a arriegarnos al rechazo, dado que aunque seamos personas honradas y sinceras, y demos todo a los demás, siempre habrá quien malinterprete nuestras acciones y nos juzgue incluso sin habernos conocido. Tanto si pretendemos ser escritores, cantantes, oradores o hombres de negocios, el potencial para el rechazo siempre estará presente, y como quiera que nuestro cerebro sabe inherentemente que para alcanzar el éxito debe arriesgarse a sufrir el rechazo, y ya ha decidido que los sentimientos de rechazo constituyen los niveles más elevados de dolor, decidiremos que por el placer del éxito no vale la pena pagar el precio, y sabotearemos nuestro comportamiento antes incluso de que lleguemos a esa posición. A menudo, personas que dan enormes zancadas hacia delante, se retiran misteriosamente en el último minuto, o hacen o dicen cosas que sabotean ese inminente éxito personal, emocional o físico que persiguen. La razón es, invariablemente, que experimentan un gran conflicto de valores. Una parte de su cerebro les dice: «¡Anda, consíguelo!», mientras que otra parte les está diciendo: «Si lo haces, vas a sufrir mucho dolor». Así que dan dos pasos hacia delante y uno hacia atrás.
Las personas buscan más evitar el dolor que encontrar el placer.
Anthony Robbins.
Todos hemos visto a personajes públicos que han experimentado el dolor de conflictos de valores, pero en lugar de mostrarnos críticos deberíamos darnos cuenta de que cada uno de nosotros tiene también conflictos de valores, porque no somos nosotros los que establecemos el sistema. Hemos permitido que sea el medio ambiente el que nos configure, aunque eso es algo que podemos empezar a cambiar ahora mismo, dando sencillamente dos pasos:
1.Obtener conciencia de cuáles son nuestros valores actuales, para comprender así por qué hacemos lo que hacemos.
¿Cuáles son esos estados emocionales hacia los que nos sentimos atraídos, y cuáles son aquellos de los que intentamos alejarnos? Al revisar las dos listas de forma conjunta obtendremos una comprensión de la fuerza que está creando nuestro presente y futuro.
2. Tomar a partir de ahí decisiones conscientes acerca de los valores de acuerdo con los cuales queremos vivir para configurar la calidad de vida y el destino que realmente deseamos y nos merecemos.
Fuente del Post: Controle su destino. Anthony Robbins.
Imagen: OpenClipart-Vectors.
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